Capítulo 26

Angie: (nerviosa) Jackie... está detrás tuyo, tal vez quiere hablar con vos.

Pablo: (dándose vuelta) ¿Necesitas algo?

Jackie: Ehh... nada, solo venía a despedirme de ustedes.

Pablo: Ya lo hiciste, ¿ahora te podes ir por favor? Angie y yo estábamos hablando.

Jackie: Claro, si me lo pedis de tan buena forma (sale, pero se queda escondida desde la salida tratando de escuchar la conversación).

Pablo: Bueno amor, ¿y qué era lo que me ibas a decir?

Angie: Nada... en realidad era una pavada.

Pablo: ¿Así que con que una pavada te tenía llorando desconsoladamente?

Angie: Si, osea no... no tiene importancia.

Pablo: Nose que te está pasando, pero sea lo que sea odio que no confíes en mi; se supone que ahora somos matrimonio y lo que le pasa a uno, también le debe importar al otro, pero parece que eso a vos te da lo mismo.

Angie: No me da lo mismo.

Pablo: ¿Entonces?

Angie: ¿Y si mejor seguimos hablando en casa?

Pablo: (molesto) A casa vamos, pero a dormir porque con vos no se puede hablar como corresponde.

Angie: (llorando nuevamente) No me hables así, sino quiero hablar es para protegerte... por favor creeme.

Pablo: ¿Protegerme de qué? (suspira y la abraza) Perdoname mi amor, pero de verdad no te puedo entender y así es imposible ayudarte.

Angie: Mejor que no me entiendas.

Al lunes siguiente Antonio esperaba a los profesores con una gran sorpresa.

Antonio: Bueno, como todos sabemos el año pasado nos quedamos sin pianista ya que Jeremías renunció (Angie se incomoda), por lo tanto pensé que sería buena idea contratar a uno nuevo para que os ayude en los ensayos, así que ahora tengo el gusto de presentaros a Leonardo.

Este era un hombre alto, fornido, moreno y con una personalidad bastante arrogante, el cual desde el primer momento no le quitó los ojos de encima a Angie; Pablo dándose cuenta de lo que ocurría se incomodó y quiso interrumpir la situación que se estaba dando.

Pablo: Entonces te damos la bienvenida Leonardo, yo soy Pablo Galindo el director del Studio, acá ves a Angie MI esposa que se desempeña como profesora de canto, después está Beto profesor de música y finalmente Jackie y Gregorio...

Gregorio: (interrumpiendo) ¡Gregorio y Jackie!

Pablo: Como sea, ellos son los profesores de baile; cualquier cosa que necesites le podes decir a Antonio o a mi. 

Leonardo: O también a Angie (guiñándole el ojo).

Angie: (sonriendo) Claro que si.

Pablo: (la mira feo) Aunque no creo que vaya a ser necesario.

Antonio: Bueno hijos, ya debeis ir a dar vuestras clases ¡Vamos!

Salen todos menos Angie que estaba en la estantería buscando una carpeta.

Pablo: ¿Sese pupuede saber que te papasa a vos?

Angie: (lanzando lejos unos libros) ¡Pablo! ¡Me asustaste! Pensé que te habías ido ¿qué me pasa de que?

Pablo: ¡Ahh bubueno, y lo prepreguntas totodavía!

Angie: (riendo) Es cosa de escucharte tartamudear y sabes que estás celoso ¿pero por quién?

Pablo: ¡Popor Gregorio fifijate! Sabes que es por Leleleonardo ¿o acaso pensas que nono me di cucuenta de como le coqueteteabas?

Angie: (no pudiendo evitar las carcajadas) ¿Por Leonardo? ¿Coqueteándole yo?

Pablo: ¡Si vovos! ¡Vi cocomo lo mimirabas!

Angie: (sin parar de reír) ¿Y cómo lo iba a mimirar? Es su primer día acá, tenía que ser amable.

Pablo: ¡A a amamable le dicen ahora! Vovos me encontraste cara de toton... (Angie lo calla con un beso).

Angie: ¿Podes para con eso? Sabes que solo te amo a vos y que soy solo tuya mi amor (lo vuelve a besar) y aunque seas tan gruñón y tartamudees cuando me celas, sos todo para mi y no tengo ojos para ningún otro (le aprieta las mejillas mientras ríe).

Pablo: Lo mimismo me dijiste hace un tiempo y teterminaste llorando por Germán despupués.

Angie: Pero ahora es totalmente diferente, ahora estamos casados y no tengo ninguna duda acerca de lo que siento por vos y de lo que alguna vez sentí por el.

Pablo: (guarda silencio) No estaba tartamudeando... (Angie lo mira con ternura y lo besa tiernamente) Me encanta verte así.

Angie: ¿Así cómo? ¿Enamorada de vos?

Pablo: Y feliz (la abraza).

Antonio: (entrando sorpresivamente y tosiendo) ¿Idea mía o esta enamorada parejita debería estar dando una clase ahora?

Pablo: (riendo) No es idea tuya... perdonanos Antonio. 

Antonio: No os preocupeis, pero apresuraos que los chicos os están esperando (los tres salen).

Días después Angie estaba en la sala de profesores preparando un café cuando de pronto entró Leonardo.

Leonardo: Hola preciosa ¿cómo está ese café? (haciéndose el amable). 

Angie: Ehh... bueno ¿Y? ¿Qué tal tus primeros días en el Studio?

Leonardo: No me puedo quejar el trabajo es tranquilo, el ambiente es grato, hay profesoras muy hermosas como vos por ejemplo... (se acerca demasiado a ella y le bloquea el paso).

Angie: (incómoda) ¿Me das permiso por favor? Necesito pasar.

Leonardo: ¿Pero por qué tanto apuro? Podríamos conversar para conocernos un poco (la toma por la cintura). Tranquila, no muerdo.

Angie: Por favor soltame, no te pases de la raya ¡estoy hablando enserio!

Leonardo: Yo también estoy hablando enserio... me gustas (se acerca a ella más allá de lo debido).

Angie: Leonardo, soy una mujer casada ¡respetame! Si no paras con tu juego voy a gritar.

Leonardo: No es ningún juego (la agarra firme de la cintura y la besa a la fuerza).

Pablo: (entrando de pronto y gritando) ¿Se puede saber que haces?

                                                             (Continúa...)