Capítulo 8

Después de esa intensa mañana, almorzaron y fueron juntos a dar una visita turística por la ciudad, ya que aunque Angie llevaba un mes en París, su trabajo no le permitía salir mucho a recorrer el lugar.

 

Así pasaron dos semanas, Angie seguía en su trabajo y Pablo acompañándola en el departamento, cuando salían de paseo en el escaso tiempo libre que ella tenía y también disfrutando esos días de fin de semana fríos y lluviosos, juntos en el sofá viendo alguna película; en un día de esos…

 

Angie: Pablo…

 

Pablo: Decíme

 

Angie: ¿Te acordás que te dije que estaba empezando a sentir algo por vos, que era muy fuerte y que necesitaba que las cosas entre los dos fueran un poco más lento?

Pablo: Obvio que me acuerdo, todos los días por cierto, a cada momento. ¿Por qué creés que ando tan feliz?

 

Angie: Bueno, en realidad de eso te quería hablar…(Se pone seria y lo mira fijamente a los ojos) te amo Pablo…te amo como nunca pensé hacerlo, sos mi todo, la mitad que me hacía falta, cuando llegaste hasta acá llenaste ese vacío que no me dejaba ser completamente feliz, y ahora que te tengo aquí conmigo no quiero que nos volvamos a separar y tampoco que alguien que se interponga entre nosotros pueda dañar nuestra relación… 

 

Cuando Angie decía estas palabras, Pablo temblaba de la emoción le parecía un sueño hecho realidad, una realidad más perfecta de la que se pudo haber imaginado antes de tomar el vuelo hacia Francia. Ella lo miraba esperando alguna reacción y sonreía al ver que Pablo aún no volvía de su asombro.

 

Angie: ¿Pablo?

 

Pablo: Ehh si…(Llorando de la emoción y con voz temblorosa) entonces… ¿eso quiere decir que querés ser oficialmente mi novia?

 

Angie: (guarda silencio por un momento) en realidad… no exactamente. 

                                                                              

                                                                                      (Continúa…)